Luciano, el «chico genio» al que el autismo no le pone ninguna barrera 

Tiene 11 años, concurre a una escuela pública e integra el Cuerpo de Bandera. Ayer cumplió su sueño portando la enseña patria.


Se llama Luciano Guerra, tiene 11 años y un don especial. A un día de que se celebre el “Día Mundial de la concientización sobre el Autismo”, cumplió uno de sus grandes sueños: ser abanderado en su escuela, la “Manuel Belgrano” de Capital. Oriundo del Barrio San Martín en Concepción, el pequeño integra el Cuerpo de Bandera de esa institución y justo en este día que tiene como fin generar acciones que motiven a reflexionar sobre el autismo, dio una muestra de cuando querer es poder.

“Fue muy lindo para mí y mi familia que me tocara portar nuestra Bandera», comenta Luciano, con total fluidez a la hora de hablar pocas veces vista en un chico de su edad. 

«Luchi», como lo llaman sus padres Diana y Luis, fue diagnosticado a los 6 años con trastorno del espectro autista (TEA) y síndrome de Asperger. Su mamá cuenta que de pequeño nunca dio señales de ser autista, solo le costaba hablar y tampoco le gustaba sociabilizar. Cuando comenzó Jardín de Infantes empezaron a pensar que podía tratarse de autismo, el diagnóstico que lo confirmó vino un año después, justo cuando Luciano iniciaba Primer Grado. «Fue muy difícil para nosotros porque no sabíamos nada sobre el tema y además nos daba miedo porque en Jardín no pudo aprender ni a escribir, solo rayaba. Además iba a una escuela común y no a una de Educación Especial, por eso no sabíamos como lo iban a tratar, teníamos miedo en ese momento», cuenta su madre.

«Para mi es muy lindo integrar el Cuerpo de Bandera. Cuando sea grande quiero ser paleontólogo para estudiar fósiles»

Luciano Guerra

El panorama no era alentador pero el chico comenzó a dar muestras de su don especial y en esa institución lo apoyaron de la mejor manera, incluso sus compañeros. «Empezó la escuela a la vez que empezó con todas las terapias que necesita un chico de su condición y fue impresionante lo bien que anduvo. Lo dejaban salir un rato antes al recreo pero en lo demás andaba excelente», agrega su madre. Mucho tuvo que ver el apoyo de la Escuela y también de su DAI Mónica Sosa que lo acompañó hasta el año pasado, previo a jubilarse.

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Desde ese momento el chico comenzó a asistir a «Cristal» una clínica donde tiene fonoaudiología, psicología, psicomotricidad y psicopedagogía y además, desde el año pasado comenzó en «Recrearte», un espacio destinado para adultos y niños -donde la mayoría son autistas-, y donde le brindan clases de música, arte, educación fisica, basquetbol, teatro, habilidades sociales, trekking y cine. Tanto fue el avance de «Luchi» que en ese encuentro ya logró hacer tres amigos, un gran paso en su proceso de sociabilizar, lo más costoso para los chicos con esta condición.

«Es un chico que no tiene maldad nunca. A nosotros nos enseña todos los días, a ser mejores personas, a no discriminar, a no mentir»

Diana, mamá de Luciano 


Con los años, Luciano comenzó a desarrollar una inteligencia que hoy lo hace diferente. Su mamá elogia la memoria visual y audiovisual que tiene y cómo les enseña a ellos y a su hermano mayor. «Le estoy leyendo cuentos o anécdotas dos o tres veces y después él mismo me lo repite, tal cual se lo conté y hasta con puntos y comas», comenta Diana, que le dedica día y noche a su hijo, incluso cuando se enteró el diagnóstico de su hijo tuvo que dejar la carrera de bibliotecaria a pesar de que estaba a punto de recibirse.

Luciano da muestras de sus dotes. Él mismo cuenta, del otro lado del teléfono, la forma que tiene para aprender inglés, sin tener ni siquiera clases de este idioma en su colegio: «Me gusta ver series o películas en inglés, acordarme los diálogos y buscarlos en Google para saber su significado, así voy aprendiendo palabras. Hace poco le pedí a mis padres un curso de inglés por Internet pero como no tienen como pagarlo los entiendo, algún día seguro lo podré hacer», comenta. Sí, así y con esas palabras e incluso con palabras poco habituales para un chico de su edad, se expresa el chico del Barrio San Martín.

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Nunca su condición le puso un freno en lo que quería. Se afligía por sus notas cuando se sacaba un 8.50 en alguna evaluación y si bien su mamá reconoce que por ahí le cuesta la matemática, Luciano logró integrar el Cuerpo de Bandera de su escuela. Para él fue una felicidad enorme y haber cumplido su sueño, para su familia además de ser un orgullo, significó mucho más que eso: «Fue la medalla que él necesitaba o la coronación para que vea que todo el esfuerzo que venía haciendo valía la pena, que tenía recompensa”, manifestó Diana.

«Nunca tuvimos episodios de berrinches ni nada. Incluso Luciano va a recitales desde chico y jamás tuvo problemas con el ruido ni las multitudes»

Diana, mamá de Luciano

En el día de la concientización sobre el autismo, donde también se busca generar actividades de difusión sobre la importancia del diagnóstico precoz y la intervención temprana, la joven mamá deja un mensaje: «Como padres hay que animar a nuestros hijos, decirles que son los mejores, que pueden con todo y que van a lograr todas sus metas». 

AUTISMO ¿QUÉ ES Y CÓMO SE DETECTA?


El trastorno del espectro autista (TEA) es un trastorno cerebral con el que se nace. Afecta a la comunicación y a la interacción social y va acompañado de patrones de comportamiento e intereses restringidos y repetitivos. Se diferencian 5 grandes tipos de autismo, por lo que las personas que lo padecen pueden situarse en cualquier punto del espectro: autismo, síndrome de Rett, síndrome de Asperger, trastorno desintegrado infantil o síndrome de Heller y trastorno generalizado del desarrollo no especificado.

Fuente: Diario de Cuyo

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