Todos vamos a morir… pero…. no sólo se muere de viejo. Se muere el alma cuando perdemos nuestra capacidad de enamorarnos. Hay dos maneras de vivir tu vida: una como si nada tendría sentido, la otra es como si todo fuera un milagro. Es así, que cuando empezamos a vivir con cierta sabiduría por dentro, empezamos a caminar más sencillamente por fuera.
La vida se vive despacio, porque si aceleramos el pulso y el paso se nos escapan los momentos.
La cultura del consumo nos imprime hacer todo de deprisa, trabajar, ganar dinero, gastarlo rápido, volver a ganar dinero… y todo eso es para nada. No queda nada.
La única forma que existe para que nuestra voz se expanda y tenga un sentido es cuando penetra en otras personas y se convierte en eco, en vibración. Cuando podemos llegar al corazón de los otros escribimos en el silencio de la eternidad.
Trascendemos.
Hay tantas cosas por descubrir. La vida está llena acertijos ocultos. Cada fruto tiene una llave que abre una caja, cada caja es un escalón, un peldaño que nos aleja y nos eleva de la infelicidad, la depresión y el odio.
Quien crea que su propia vida y la de sus semejantes está privada de significados, no sólo está ciego, sino que está muriendo.
Todos vamos a morir… pero…. no sólo se muere de viejo.
Fuente: José de Guardia de Ponté