Juan Moreyra fue testigo de la aberrante modalidad de los militares para deshacerse de sus víctimas. “Sentí el temor de la muerte”, relató.
En el Paraje El Gallinato, fueron dinamitados los cuerpos de hombres y mujeres perseguidos por su militancia política, sindical y social. Entre las víctimas se encontraban: Carlos Estanislao Figueroa, Daniel Loto Zurita, Gemma Fernández, Héctor Gamboa, Martín Cobos y Silvia Aramayo, en septiembre de 1976.
“El recuerdo queda de por vida, eso no se olvida. Son cosas inesperadas que hubo uno no cree que van a pasar, y de repente pasan, quedan en la memoria para siempre”, contó Moreyra, en entrevista para el programa La Columna NOA, de Canal 2, sobre el terrible escenario que presenció siendo muy joven.
El relato:
Hasta el día de hoy vivo en El Gallinato tengo 63 años. Era una distancia de 17 km para ir y para volver en bicicleta. Mi mamá me preparaba la comida en una ollita y yo salía a las 5:00 de la mañana. Una mañana inesperada vi que venía un vehículo, dio la vuelta y de pronto apagó las luces. Yo pasaba con mi bicicleta y alguien me alumbró con una linterna, me preguntaron qué hacía, quién era y a dónde iba. Eran tres personas en la oscuridad, altos, con tapados negros, largos.
Alguien de atrás, por la espalda me hincó con algo. Y escuché que alguien pregunto -Jefe, ¿qué hacemos con este? – Sentí el temor de la muerte. Entonces escuché que alguien dijo: -Déjalo que se vaya, y decile que nunca más vuelva a pasar por acá- Otro vino y me tiró la olla de comida al suelo. Yo seguí mi camino y cuando bajé hacia el río de la Caldera Santillana detonación. No me imaginé que era una explosión, que fuese ahí en el mismo lugar. Cuándo vuelvo a las 3 de la tarde del trabajo, estaban los bomberos y me llamó la atención porque vi restos humanos colgando del árbol. No me quedé mucho porque me hicieron seguir. Eso me quedó grabado, porque vi en el piso, una parte estaba tapada, pero se veían los pies, se veía que era solo la mitad del cuerpo para abajo. De la mitad para arriba voló todo y quedó en el árbol, fue muy triste. Esa fue la primera vez que me pasó esto.
En El Gallinato, fueron diez víctimas, a mí me tocó ver 4 o 5. Yo venía en la bicicleta, veía a los vehículos, y me quedaba parado. Sabía que ahí iba a haber muertos. Entonces yo esperaba que pasara la detonación, que se vayan los vehículos para recién poder pasar. Las piedritas de las detonaciones pasaban por encima de mi cabeza. Las detonaciones eran a la mitad del cuerpo.
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