“The Lancet” | Diez razones científicas que respaldan la teoría de que el COVID se transmite por el aire

Fueron recopiladas por la revista “The Lancet”, tras analizar miles de casos. Qué otros recaudos se pueden tomar para evitar contagios.

Un equipo de científicos publicó en la revista The Lancet una recopilación de los diez argumentos científicos que sostienen la existencia de los “aerosoles” (nebulosa invisible que las personas exhalan al hablar, cantar o gritar) como un factor importante de contagios del coronavirus.

Los expertos forman parte de la Universidad de Colorado, Oxford, California y Toronto, y agregan que la “conclusión es preocupante debido a las implicaciones para la salud publica”. Desde marzo 2020 reclamaban a la OMS que tuviera en cuenta este peligro aéreo, pero ahora las pruebas se acumulan.

1- Eventos de superpropagación
– Eventos y situaciones donde muchas personas se infectan en un mismo espacio, se considera que son las principales impulsoras de la pandemia (por eso ahora se pide mantener corrientes de aire cruzadas). Los análisis detallados de los comportamientos e interacciones humanas, el tamaño de las habitaciones, la ventilación y otras variables en conciertos de coros, cruceros, residencias de ancianos y cárceles mostraron patrones, por ejemplo, transmisión a largo plazo y dispersión del número de reproducción.

2- Contagio de largo alcance
– Nueva Zelanda documentó un contagio entre dos personas que no llegaron a cruzarse siquiera, provocado por la mala ventilación en un hotel con personas en cuarentena.

3- Transmisión sin síntomas o presintomática
– El papel determinante que tienen quienes contagian sin síntomas apoya “un modo de transmisión predominantemente aéreo”, según estos científicos, porque “las mediciones directas muestran que hablar produce miles de partículas de aerosol y pocas gotas grandes”.

4- Interiores
– Desde el comienzo de la pandemia se sabe que los lugares cerrados son unas veinte veces más proclives a producir contagios que los exteriores. Y que el riesgo se reduce notablemente con la ventilación en los interiores, lo que sugiere la existencia de una ruta de transmisión aérea, que se disuelve con aire en circulación.

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5- Infecciones en hospitales
– Los contagios en centros médicos, donde se aplican estrictas precauciones frente al contacto directo y las gotitas grandes, pero no tanto frente al contagio por partículas microscópicas en suspensión que pueden inhalarse.

6- Se ha detectado en el aire.
– En experimentos se consiguió determinar que el SARS-CoV-2 permaneció infeccioso en el aire hasta tres horas y a cinco metros de un paciente, pero hay otros estudios que no lograron capturar muestras aéreas que puedan cultivarse, es decir, que muestren capacidad de contagiar. Esta es una de las principales claves que genera dudas: la ausencia de pruebas sólidas de virus que contagien en el aire. Los firmantes del artículo en Lancet argumentan que el muestreo de virus en el aire es un desafío técnico y ponen un ejemplo: “El sarampión y la tuberculosis, dos enfermedades principalmente transmitidas por el aire, nunca se han cultivado a partir del aire ambiental”.

7- Rastros en filtros de aire
– Los científicos encontraron trazas del coronavirus en sistemas de aire acondicionado o tuberías de edificios, “lugares a los que solo se podía llegar mediante aerosoles”. Es más, se investiga el uso de estas trazas de coronavirus en los filtros de aire como sistema de alerta de la presencia de contagios en un área.

8- Animales enjaulados
– Varios estudios probaron contagios entre hurones y otros animales que estaban en jaulas separadas y que solo pueden explicarse mediante transmisión aérea.

9- Dudas y carga viral
– Los firmantes del artículo admiten aquí otro talón de Aquiles: que muchas personas no se contagian tras compartir aire con personas infectadas como sí sucede con otras enfermedades más contagiosas por el aire, como el sarampión. “Esta situación podría explicarse por una combinación de factores”, según justificaron vinculando estos casos a la diferente carga viral de las personas y las condiciones ambientales.

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10- Otras vías de transmisión
– Este grupo señala que hay evidencia más limitada sobre las otras dos vías posibles de contagio: las gotitas respiratorias y el contacto con superficies. Todos los organismos sanitarios reconocen ya que esta última, tocar objetos contaminados, es un factor de contagio raro por no decir muy improbable. Las gotículas que se expulsan de la boca o la nariz, podrían explicar mejor con contagios por proximidad, pero esto también podría explicarse por “aerosoles” que se concentran en mayor cantidad cerca de la persona que los expulsa.

«Una bofetada a la OMS»

Uno de los firmantes del estudio, el físico español José Luis Jiménez, de la Universidad de Colorado en Boulder (EE.UU.), asegura en una nota de prensa que la evidencia que respalda la transmisión aérea es «abrumadora», por lo que urge a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y a otras agencias pertinentes a adaptar «su descripción de transmisión a la evidencia científica para que el enfoque de la mitigación se ponga en reducir la transmisión aérea».

En declaraciones a los medios, Jiménez tacha los hallazgos de «bofetada a la OMS», ya que —asegura— «su estrechez de miras y su resistencia a aceptar la evidencia abrumadora de transmisión aérea, así como a decir claramente que la transmisión por superficies es poco frecuente, está causando mayores contagios y dificultando el control de la pandemia». «Es urgente que la OMS rectifique, dada la lentitud de la vacunación en muchos países, la aparición de nuevas variantes más contagiosas o letales, y la posibilidad de que las vacunas funcionen menos bien», asevera. (Fuente: El Tribuno)

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